viernes, 23 de julio de 2010

Doña Míriam


Hay gente en el mundo que no son santos porque la Iglesia no lo dispone así, no porque Dios o las personas que la conocen no lo crean oportuno. Y deberían serlo durante su vida porque: ¿qué mayor ejemplo de virtud puede dar una persona que mientras acarrea los designios de su vida?

Doña Míriam es una de esas personas. Volcada desde hace años a los más necesitadoas, de manera especial los niños, ha sufrido como pocos pero ha seguidos dando como casi nadie. Dirige día a día, hora tras hora, minuto a minuto una Fundación, Piccolli Sasgi, que muchos dirían que no le aporta más que dolores de cabeza y mucho, demasiado trabajo. Ella, seguro, sencillamente diría que es su vida y que le hace feliz, muy feliz, el poder hacer algo, "tan poco", así...

Y quiero hablar de Míriam hoy porque hace un rato ha conseguido emocinarme. Esta mañana, hora colombiana, nos ha llegado la funesta noticia de que Manos Unidas ha denegado la ayuda que le pedíamos desde Carumanda para edificar el local que compramos hace poco más de un año para edificar los nuevos locales de Piccolli (los actuales se están cayendo). Eso significa que se pierde una importantísima ayuda de una ONG colombiana y que, entre una cosa y otra, el proyecto se retrasará, por lo menos, un año...

Cualquiera en su lugar arrojaría la toalla, lloraría desconsladamente (yo lo haría) y pensaría que el trabajo de toda una vida no tiene sentido... Particularmente yo me sentiría sólo y desamparado (como alguna otra vez...). Ella no, Míriam, con la ayuda de su increíble y abnegado Ramiro (su marido), es fuerte. Después de tan fúnebre noticia sólo piensa en a qué nuevas puertas debe llamar, como debe seguir moviéndose, qué nuevos esfuerzos deberá acometer... Y no lo hace por ella, lo hace por SUS niños, sus Mateítos, su vida... Hoy, como si de un día cualquiera se tratase, ha "celebrado" la "grata noticia" invitándonos a comer al H. Carlos y a mí. Y es que la vida sigue y las Doñas Míriams (o Finas Gabrieles), gracias a Dios, no se acabarán nunca...