jueves, 22 de julio de 2010

Tan iguales y tan diferentes...


Qué diferentes son las gentes alrededor del mundo y, a la vez, que iguales somos todos sin importar quiénes somos, de dónde venimos o a dónde vamos... Acá en Colombia la gente es acogedora, servicial, disponible, dicharachera hasta el extremo y dispuesta a hacer de todo fiesta. En mi Barcelona del alma todos tenemos prisa, vivimos sin pausas, hacemos del trabajo obligación y del esfuerzo necesidad... ¡Tan diferentes! Pero a la vez tan iguales...

Iguales porque todos soñamos en un futuro mejor, cada cual a su antojo, olvidando que soñar es gratis pero que el que se cumplan los sueños es complicado, tan complicado... Iguales en nuestros llantos, en nuestros problemas, en nuestras penas (cada uno con las suyas, personales, intransferibles... pero penas al fin y al cabo). Iguales en familia y con los amigos, elementos fundamentales de la estabilidad de la persona. Iguales en la pareja (bueno, en eso algunos somos diferentes -snif, snif, snif, jejeje-). Iguales...

El estar aquí te ayuda a descubrir cuan diferentes somos y, a su vez, lo iguales que podemos llegar a parecer y ayuda, sobre todo, a descubrir que lo que de verdad sería justo es que los problemas y preocupaciones que destilamos cada uno de nosotros deberían ser más parecidos... Porque no es lo mismo no tener lo básico que carecer de  lo superfluo, no lo es. Y, de manera especial, te ayuda a descubrir que no es más feliz quien menos tiene y sí, sin embargo, quien sabe hacer de su día a día un camino de superación, esperanza y, aunque pueda sonar a cursi, amor (el amor es cursi, por Dios...).

Un abrazo sincero desde Colombia y amad mucho... porque sólo así, algún día, seremos veraderamente felices.